23.3.06

ANTONIO Y KATERINA

El camionero Antonio, calvo, cuarentón,
bajito y regordete, español con dos hijos
únicos, lactantes antaño de una esposa
hacendosa continuamente en camino
de perfección, después de veinte años
de crónico amor conyugal,
ha decidido casarse de nuevo,
en un juzgado de Praga por lo civil.
Antonio, macho castellano,
encontró a Katerina, la checa,
la de vagina prieta y honda, en un bar
de carretera en la frontera de un país
con otro: La frontera rota del desaliento.
Con su asombro todavía erecto Antonio
lloró aquella noche primera, sin saber
que repetía un rito que muchos poetas
consideran exclusivo de almas sublimes:
Derramó su antiguo semen pactado
dentro de un cuerpo nuevo y en penumbra.
Y después se sintió triste, cansado y triste;
vaciado de todas sus largas soledades
recorridas en itinerarios de ida y vuelta.
Katerina sintió, también sin saberlo,
que debía matar el hambre ahora o nunca:
El hambre de tantos abortos y tanta
nieve intragable, tanta falta de fruta fresca
en una dieta oscura de mudas patatas grises.
Y así, como vienen haciendo todas las bestias
del mundo, desde que el hombre es hombre,
Katerina acogió en su lecho aquel grumo
de vida venido para hacerse cierto. Antonio
de Castilla, camionero estacionado de la triste
figura, a quien espera una esposa rebosando
pasado y ternura, gordura y abrazos de cine
en una casa con hijos que respiran. Katerina
la checa, la de vagina prieta y honda, se casa
hoy en Praga, con pechos altos por lo civil
con toda una España en pleno de hombres calvos
que hacen cola, pene en mano, con un rictus
de felicidad contenida. La idiotez a caballo
vigila las calles del mundo, reparte certificados.

14.3.06

MUNDO

Quien te sueña te destruye.
Y lo peor de todo es expresarte
después del sueño.
Quien te ama te crea.
Lo más abrasador y doloroso
es darte a luz después
de hacerte el amor a fuerza
de destruirte amándote.
Mundo, mundo: Triunfo
de tu invierno sobre mi desnudez
aterradora.