29.12.12

Poema II -2002





Quiero que quieras: Que tu deseo en hordas venga

pisándome el césped de los talones:

Arremete bufando con tus fauces licántropas

y arrincóname en la ultimísima desmesura.



Si la pena valgo te lo dirá mi rebuzno innato, el meneo,

mi penacho de ya soy hombre, de soy lo no dicho,

soy por dentro sin rodeos músico, relojero cojo,

hijo de padre, semáforo imperfecto.



Acomódate a mi ritmo o al tuyo: En este mismo

instante apreciarás ser hueco o parte

que se abre a un futuro cierto de musgos anfitriones:

Tus labios grandes dirán palabras mayores.



Quiero que queramos; que goces de domingo

a lunes, de enero a marzo, de sol a sol, de mano

en mano: Pulida piedra caliente que respira a más...
Ven no en vano a mitigar mi cicatriz presente.

Poema III - 2002




























En los dias de solviento y transparencia

son frecuentes los arrebatos

de infancia aguda, los ataques repentinos

de inocencia recurrente. Por eso hablo,

hoy que mi ignorancia arrecia.

Por eso digo veinticuatro veces

que es hora de remangarse el alma

y pisar los charcos de la historia

y mamar del pezón de la pereza

más belleza y más gloria a Dios

en las anchuras.


Hoy que somos castos e impolutos,

de respirar diáfano y sinfónico,

hoy que andamos orgullosos, ombligo

en pechuga florecido, hoy vamos

a revisar el concepto de lo nunca visto:

La seta silenciosa del miedo

escondida en los bosques de la carne:

Ojos no cálidos, más bien candentes,

aguzados por la fiebre triste, el ansia

de más alma y más recogimiento...

Azul ya escrito casi antiguamente,

todos los remansos y los lienzos

y las figuras de cuerpos no formados...


Amigas, amigos, se me hace tarde

y he de agarrar el tren por las orejas

antes de que el ocaso se convierta

en rabo inescrutable o dolor de ojos:

Amigas, amigos, que os vaya bien,

que os vaya, digo, bien.

27.12.12

Los cuerpos



Uno ve los cuerpos
por un lado asombrosos
con toda su carne puesta,
y por otro repugnantes
en toda su grandeza de lodo
derramado: los cuerpos
desde la miseria de los sentidos:
los cuerpos que caen
en sus cloacas de invierno
y acaban consumiendo
sus ropajes.