17.11.05

No busques, siente.


No busques, siente. Aprieta con tus manos

esa arcilla que agradece el poder de lo que es cálido.

No mires, no, tómala. Que los surcos que corren
por esas manos extensas como el mundo se marquen

en el frío suave que expectante sueña una forma.


El amor en tu pulso claro va perfilando al latir,
como un cincel de sangre que golpea,

volúmenes nacientes, que eran allí siempre,

que habían estado a la espera de un acariciar

gozoso y violento y dador de luz más nueva.


Olomouc. 14 Abril 1991
Figura en arcilla: Claudia Soto / Ramón Machón

3.11.05

NO TE NOMBRO

Hablas de espaldas. De tu envés sin agallas
emergen viceversas, bozales, lodo.
Enzurdecido tu moño señorea españas,
inglaterras, metástasis, piedras
angulares. Y mientras haces uso de la palabra
me araña un miedo paulatino, me cruzan
la cara todas las cicatrices de la historia,
todas las infancias no coaguladas:
Todas las genealogías de la infamia.
Mientras hablas me voy tragando
mi ciudadanía más hermosa, mi madeja
de larga esperanza más escondida.

Pero nada me inculcas, porque mi horror
es anciano, de oriente a occidente, y respira
siempre, cada vez que veo a mis hermanos
partir hacia tu guerra santa, hacia el sucio frente
o borde donde la vida se olvida. Y hablas
de amputaciones preventivas, de campañas
terrestres, navales, ofensivas varias. Sigues
hablando de espaldas, perversor, baboso,
de los nombres, y por eso no te nombro,
porque no te veo la cara. Te dejo para poder
seguir ajeno a la historia, aquí en mi culpa
privada: Tomando por el mango la esperanza.

2.11.05

CORREN TIEMPOS DE ALEGRÍA

CORREN TIEMPOS DE ALEGRÍA

Nubes de un cielo sin nubes
Pena sin pena
Dios de una tierra pagana
Mar sin arena
Papel sin carta
Saber sin sabio
Arte sin alma
Y amor sin labios.

(Diego “El Cigala”. Bulería.
Corren Tiempos de Alegría)

Son los nuestros. Estos tiempos. Permitidme
odiar lo que hay para ser
aceradamente feliz por dentro: Cirujano mío
a corazón abierto para ver mi paradoja
cómo late, miradla, tan indefensa... Siempre
con ella sangro uñas adentro, y es nuestra,
maestra de sístoles y días y pistolas, madre,
la menos muerta porque baila cada enero
para siempre manantiala: Dios te guarde
y te muestre toda entera y te vuelva a guardar
hasta que pasen batallones y guadañas.
Yo espero. Me orgullo sin grandes aspavientos.
Os la doy. Vivo mi vez: La que hay.
Soy vuestro, a la medida de vuestros párpados
sin cielo. Hacedme entonces hombre
y veréis lo que es bueno porque es amado
y odia en un flujo que de pobre
nada tiene. Pasad. Avivad a bocaliento
mi archivo adjunto al ala olvidada.
Dicen que no es para tanto, pero lo es:
Basta con auscultar estos llantos
para oír maderas infantes, materia
prima de futuras alegrías, percusiones
que van por dentro hasta que salen
diciendo labio, comprendiendo boca,
cantando enjambres de arpegios, cumbres
redentoras de todo lo caído en vida, en acto
de suplicio exterminado.
Porque corren tiempos de alegría...
Dejad que a vuestro lado acampe el sueño.