Cansancio como de sequía de garganta.
Cansancio, como de esparto interminable.
Cansancio, como nunca, de encía
prometida, de verbo calvo en plena
juventud, juventud reptante.
Soga al cuello desdoliendo: tu abrazo.
Mi pena de camino erecto.
Mi antes sin la axila perfecta de tu cuerpo.
(Estoy tan abierto que la gente pregunta
por los metros cuadrados de mi estancia.
Pero tú eres más bien profunda, más bien
inclinada a las cosas buenas del abismo)
En mi cansancio sigo:
De mi voz nace el tiempo.
De mi único labio, sin partir,
viene el aire de tu aliento
(alguien dice que cantando)
Fácil olvidar a Dios
en el reverso de tus manos
sin comienzo.
Yo tengo un lloro que habla
y mi canto me da en los dientes
devuelto en piedra.Pragajoz, 2001