6.12.05

¿Quién soy yo maldita sea para hablar
de la miseria del olor de tu ropa mal lavada
de la dignidad de un hombre de tu orgullo
de tu piel reseca por el sol de amaneceres
en los parques de esta ciudad vendida tirado, tú,
como un perro, pero mucho más infeliz?
Eras, eres, lo que llamamos un amigo.
Te escuché muchas noches hablar
de Spinoza, de la biblioteca de tu padre
que ardió para aliviar el frío
asesino de aquel invierno en Sarajevo
durante la guerra. Compartimos tabaco
y nunca mujeres, compartimos sueños
de llevar al cine tus visiones desde la ventana
de una habitación en una ciudad sitiada.
¿Por qué siento ahora que te he traicionado?
Me preguntas cómo es posible que yo
en mi situación no sepa lo que está pasando:
tu mirada es la de un perseguido, me cuentas
que recorres sin rumbo el centro de la ciudad
un día tras otro convertido en objeto
de burla para crueles turistas idiotizados
(quizás tus ojos, esos rostros de Kafka
decorando camisetas, tus ojos rotos
pero extrañamente acusadores)

1 comentario:

Aria Mozart dijo...

Hola Ramón,

¿Quien soy yo, maldita sea, para decirte........ que desde diciembre pasado no has añadido nada en tu blog?

Y no puedo reprochártelo, porque estoy en el mismo caso.

A veces me siento como aquella estación de tu "Tren", si no abandonada, fuera de servicio, viendo el traqueteo de la vida que pasa, sin implicarme, pero no apática ni infeliz. Trenes de todos los pelajes veo pasar. ¿Por curiosidad? Quizá. Aunque nunca dejo de identificarme con el juego de las monedas aplastadas.

A ver si esta vez sale mi comentario, que ya es el tercero que intento. Algo debo hacer mal, O... ¿me has puesto barrera? Je,je.

Sacúdete la pereza y sigue con tus poemas en este blog. A pesar de que a veces sean como trallazos, siempre me llegan al alma. Como tu "Hombre triste" que me he descargado. ¡Vaya faena con lo del Microsoft Reader! No sé cerrarlo. ¿Puedes decirme como hacerlo? Ya tienes la dirección de mi gmail.

Recibe mis felicitaciones.

AriaMozart