de manera imperceptible
en un consumado especialista
en cerraduras, interruptores,
fusibles, carteles publicitarios
del ministerio de sanidad
y consumo, extintores, reflejos,
ascensores recónditos, miradas
de animal acorralado de otros
enfermos de cáncer, miradas
que no consiguen ocultar
el gran interrogante: hasta cuándo,
hasta cuándo tú, yo, nosotros, ella.
El enfermo de cáncer no suele
perder el sentido del tumor,
la conciencia de haber llegado a ser
un borde que juega con palabras
malignas, un resignado poeta
del miedo, un redomado
contador de los días que no pasan,
ahora sí, en balde, los días
que no pasan sin dejar venas
quemadas, insomnios, saliva
que se va espesando hasta sellar
los labios para siempre.
3 comentarios:
te conocí por la publicación en el colectivo poético! realmente es un gusto visitarte, te sigo, un abrazo!
Un poema acojonante.
Magníficas las imágenes de este poema.
Un abrazo.
Miguel Angel Navarro.
Salesianos Badajoz
Publicar un comentario