7.12.05

EL TREN DE SIEMPRE

Hay tristes estaciones abandonadas
por las que pasan los trenes largamente,
sin detenerse: Entre las vías brillan aplastadas
monedas, perdidas por los niños, como ardientes
escamas de una serpiente mítica que regresara
hacia un mundo que sólo la infancia reconoce.

Yo de niño también jugué a esperarlos
y todavía lo sigo haciendo. Guardo
esos rostros de jefes de estado y sus escudos
reducidos a ovalados emblemas ilegibles
como amuletos de un mundo extinto,
como símbolos de un algo que siempre estuvo
muerto, a punto de vivir.

Sigo poniendo monedas en las vías del tren
como cuando era niño en aquella estación
abandonada en el calor antiguo de la tarde.

Ahora lo hago con el placer añadido
del desprecio. (Miradme, a lo que he llegado...)
De nada me sirvieron los viajes, los libros,
los versos. Ni siquiera el abismo es cierto.
Los trenes siguen pasando en su ceguera matando
niños muertos, menores en la edad de piedra
que ya nada significa porque nada dice:

Si pudiera... Si cesara esta prohibición,
este enigma de no saber para qué he lamido
coños sobresalientes en los parques de una noche,
con la lengua del frío, con monedas aplastadas
quemándome los muslos de los bolsillos.

Ahora, mientras vivo, parece ser, en un anden
que no cesa, tan sólo me queda esperar
a ese tren definitivo que machaque mi rostro
en cualquier esquina, que haga irreconocibles
las armas sin filo de esta muda dinastía
que culmino.

Praga - 2003

4 comentarios:

Giselle dijo...

Hola.. me parece muy ineresante lo que escribes...
Suerte con eso!

Giselle.-

carmen dijo...

Todo importa...cada paso dado, cad lamento, cada momento pues si no se entrega y guardamos entonces desaparece sin haber vivido.Todo reside en recordar el andén adecuado para hacerlo.

Me ha encantado y mis recuerdos han vuelto a aflorar.....gracias

Ramón Machón dijo...

Te he hecho recordar... ¿Cómo es posible?

carmen dijo...

Como dijo Alicia a la reina de corazones “A veces he creído hasta seis cosas imposibles antes del desayuno”.
Recuerdos de algo que tenía almacenado en lo más hondo de mi.
Un saludo