
En los dias de solviento y transparencia
son
frecuentes los arrebatos
de
infancia aguda, los ataques repentinos
de
inocencia recurrente. Por eso hablo,
hoy
que mi ignorancia arrecia.
Por
eso digo veinticuatro veces
que
es hora de remangarse el alma
y
pisar los charcos de la historia
y
mamar del pezón de la pereza
más
belleza y más gloria a Dios
en
las anchuras.
Hoy
que somos castos e impolutos,
de
respirar diáfano y sinfónico,
hoy
que andamos orgullosos, ombligo
en
pechuga florecido, hoy vamos
a
revisar el concepto de lo nunca visto:
La
seta silenciosa del miedo
escondida
en los bosques de la carne:
Ojos
no cálidos, más bien candentes,
aguzados
por la fiebre triste, el ansia
de
más alma y más recogimiento...
Azul
ya escrito casi antiguamente,
todos
los remansos y los lienzos
y
las figuras de cuerpos no formados...
Amigas,
amigos, se me hace tarde
y
he de agarrar el tren por las orejas
antes
de que el ocaso se convierta
en
rabo inescrutable o dolor de ojos:
Amigas,
amigos, que os vaya bien,
que
os vaya, digo, bien.
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