24.12.11

BOSQUE




Masticando el muérdago. El bosque, aquí,
millones de árboles que no tendrán nombre.
Penumbra poseedora de las almas.

Perdidos, arrastramos un halo de ruidos
que despiertan pájaros milenarios,
resbaladizos musgos heridos, plantas
suspirando la amenaza de un olvido
eterno; bosque dormido reflejándose
en el espejo de la tierra espesa:
raíces o rumor del secreto, abajo,
apelmazadas sin el amor del aire,
abajo, aquí, entre mis pies
y el centro del mundo: raíces
o el poder de la esencia retorcida
en un amasijo
de barros sin vida.

Plenitud del descanso. Aquí amanece.
Allí dentro las cortezas rugosas
recuerdan la vida de los tiernos tallos.
Salimos. Estamos en la frontera.
Atrás queda un rumor de vida sin nombre.


Olomouc. Diciembre 1990.

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