12.1.12

Poema XXI - 2001




Dejemos la poesía para otro día:

Si me das la espalda te morderé
las nalgas doradas. Si de frente
vienes, te lameré los dientes del alma
la extensión gozosa de tu vientre
los esperados labios donde la muerte
acaba en nacimiento de humedad
última, reclamo dulce, brillo cierto.

Si llegas enarbolando tu risa,
la más primigenia, respiraré voraz
el calor de tu aliento, esconderé
la poesía para otro día, como dije,
y beberé tu saliva de animal
sagrado, y así callarás y ya muda
absorberé tu silencio de llanura
ancha, abierta, amenazante.


Pragajoz, 2001

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